Estos días hemos estado restaurando un antiguo espejo francés de finales del S. XIX.
El espejo presentaba grietas en las tallas, por lo que hubo que rellenar y piecear tales grietas.
El dorado presentaba el desgaste propio de los años, las finas láminas
de oro habían sufrido el paso del tiempo, así el bol rojo y algunas
partes del yeso eran visibles, presentaba retoques de purpurina a
pincel, lo que le daba un aspecto poco adecuado para tal pieza, por lo
que hubo que eliminarla y reponer el oro necesario. Para ello se ha usado oro ducado de 23 quilates al aceite.
Los orígenes del dorado datan aproximadamente de unos 3500 años, ya los
griegos usaban el oro en pequeñas láminas, surgiendo así el pan de oro.
El oro se aplicaba con una mezcla de cola y alcohol (de ahí el dorado
al agua) que al contacto de la lámina con la superficie húmeda este se
adhería a él como un imán. Luego se bruñía para darle un aspecto
metálico.
El resultado ha sido totalmente positivo, recuperando otra vez el dorado .
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Haz un comentario a esta entrada